Frida. Valkiria cibernética
- Inti Díaz Morán
- 9 jul
- 20 Min. de lectura
Actualizado: 16 ago
Frida es una novela que tuvo su momento de gloria y luego se perdió en el imaginario nacional. Es una historia de dos amigos y un grupo heterogéneo que quieren salvar al país. El texto incluye además la figura del presidente de la nación, un ministro, un secretario, y un objeto técnico. Todo transcurre en los setenta, época en que es escrita y publicada, y el escenario es de una catástrofe económica total en Argentina, una decadencia política e institucional que volvía al Estado incapaz de resolver la situación, ya que ni si quiera podía dar un diagnóstico preciso. Para encontrar respuestas acuden a una máquina con cerebro digital hecha en Suecia: una computadora llamada Frida.

I
La máquina cumple un papel central en el argumento de la novela porque es la que da el juicio categórico y definitivo sobre la Argentina, argumento que rige toda la historia. En los primeros dos capítulos se presenta el problema y el protagonista principal de la obra. Es el problema de la crisis, tema que para Argentina encierra un trauma histórico de eterno retorno. El texto comienza con la imagen del Presidente de la Nación y el Secretario de Estado encargado de la planificación a “mediano y largo plazo”, intentando describir la situación con conceptos de la cibernética. En simultáneo la novela nos muestra a Gabriel, protagonista del relato, que desde su pensión escucha la noticia de que comenzaría la reunión de ministros y sale disparado a Plaza de Mayo a presenciar los acontecimientos.
Se trata de asuntos gubernamentales que afectan a la población de modo directo. Población que en distintas partes de la novela se hace presente de diversas maneras, tanto en individuos –bastante particulares- como un profesor de derecho, un albañil que estudia en la universidad pública, un empresario, un maquinista-; pero también población que tiene plena conciencia gracias a “la prensa”, que también tiene una gran presencia en la novela – habla del carácter masivo de los diarios, la radio y la televisión, e incluso la propaganda en el cine -. A la reunión del Gabinete el autor la fecha un 14 de abril, y deducimos que es de inicios de la década del setenta porque el único dato histórico fehaciente que arroja el texto como fecha precisa para poder ubicarse en el eje temporal es el 8 de Junio de 1970. Final de la “Revolución Argentina”, y como el punto de partida de una serie de acontecimientos, unos peores que otros, hasta llegar a la situación de una extrema “emergencia nacional”. El lugar de los hechos es Buenos Aires, Capital.
¿Cuál era esa situación que se describe? Privatización de todas las empresas del Estado - Banco Central, petróleo, transporte- incluso la Aduana y las universidades. Estado mínimo, sin soberanía política ni independencia económica, que al mismo tiempo había perdido su economía interna por falta de demanda, caída de la producción, fuertes sequías (lo que se traducía en hambre y muerte). A nivel político, dice el autor, elecciones corruptas y “revoluciones carentes de convicción” habían corroído el imaginario social hasta llevar a toda la población a la total apatía y el escepticismo respecto de la democracia y los partidos políticos ante reiteradas defraudaciones. Detrás de “lemas marxistas, liberales o revolucionarios que presidían sus plataformas y programas”, había en realidad una “carencia de convicciones”. En cuanto a las leyes, en la Cámara los “golpistas” siguieron ocupando sus bancas, y
se multiplicó la frondosidad burocrática pues, sea con el argumento de robustecer a la máquina del Estado, sea con el de estudiar las medidas tendientes a desmantelarla, se crearon más y más cargos signados siempre por un creciente culto tecnocrático (p.18)
Una retirada del Estado, una devaluación de la política cristalizaba en esa falta de ideas que evidenciaba la reunión del gabinete para afrontar la total desorganización y el desorden. El evento dura siete días. El séptimo día habló el último de los oradores y comenzó el debate. Pasaban las horas, días, y no llegaban ideas frescas ni soluciones por más gráficos, planillas, disertaciones que se utilizaron. Hasta que un ministro, el último en tomar la palabra, que hablaba de imaginación y virtualización, dice tener la idea salvadora. La misma consistía en que la crisis excedía por “mucho la capacidad de comprensión, síntesis e imaginación del material humano”, por lo que se vuelve necesario valerse de la “técnica electrónica” que supera los alcances y recursos de la mente humana.
Al mismo tiempo afirmaba que el manejo de dicha técnica en el más alto nivel se desarrolló en Europa, precisamente en Suecia, concretizándose en una computadora tan avanzada que puede almacenar grandes paquetes de datos y todo tipo de archivo que contenga información en soporte digital, para luego realizar una operación y emitir una sentencia sobre cómo gobernar la crisis para salir adelante. Y lo que dice este Secretario es que su equipo de trabajo tomó contacto con gente de la empresa fabricante. Todo el aparato político se pone de acuerdo. Pactan, aceptan. Festejan. La confianza total en la máquina aparece como el espejo de los feligreses de la neutralidad de la técnica.
Pero entonces lo que hay que hacer, una vez alquilada la maquinaria, es introducirle toda la información para que pueda emitir un veredicto sobre la República. En el universo que construye Juan Luis Gallardo, dentro del texto y dentro de su contexto, resulta una posibilidad real. Se realiza un cálculo de cuánto podría pagarse en una situación de crisis económica, y una vez tomada la decisión el Presidente vuelve a dirigirse al país.
Por fin el Jefe de Estado habló e hizo conocer al país y al mundo la decisión tomada. Así supieron los argentinos que su futuro había sido confiado al veredicto inapelable de una computadora sueca. Veredicto efectivamente inapelable pues, mediante una ley fundamental, firmada poco antes por el Presidente, refrendada por ministros y comandantes en jefe, como así también visada por el Congreso, se confirió tal carácter al dictamen del aparato (p.45).
A partir de ese momento la máquina se vuelve el centro de la vida nacional y el eje de la política en medio de la coyuntura. Pronto se supo que este modelo fabricado llevaba un nombre “nórdico y misterioso, salvaje y atractivo”, Frida. La prensa difunde por todos lados la imagen del artefacto: de color verdoso, forma redondeada y líneas suaves, cristales y botones multicolor que “trascendía la limitación de sus materiales para encarnarse en una suerte de walkiria gigantesca” (p.47).
El autor destaca todo el tiempo el uso de la propaganda oficial como táctica para instalar en la sociedad una imagen maternal de la computadora, es decir, de una matriz, una matrix, amable y segura. Psicólogos y comunicadores se aliaron en un think tank del Estado para bombardear de “mensajes subliminales” en contenido audiovisual a la población, y fijar el concepto de computadora-madre1. Los ingenieros suecos aconsejaron trabajar en el lugar de las operaciones mismas, por lo que se decidió trasladar la maquina al país. Y ahí por primera vez aparece Frida en la obra tal como será trasladada al país directamente a casa de gobierno2.
II
La primera parte de la historia es un bucle. La narración va y vuelve sobre una línea principal, que es doble. Los acontecimientos a nivel país viajan por un andarivel y por otro lado va contando la historia individual del protagonista. Las dos historias transcurren en paralelo cada una por su lado, y se unen en hechos decisivos. Y quizá este pasaje sea el que nos de la pauta para interpretar la mirada del autor, el posicionamiento de su enfoque. Entiende que “los feligreses de la técnica” van a seguir reproduciéndose ante la falta de ideas, de sentido común y de creencias. Este fragmento resume este pensamiento
“el manejo de claves electrónicas equivalió, paulatinamente, al conocimiento iniciático de aquellas fórmulas mágicas en que asentaran su poder los hechiceros tribales. Mediocres licenciados, fundados en tal manejo, se encamaron en las más altas responsabilidades públicas y, aunque su ignorancia alcanzara cotas sorprendentes, supieron recatarla bajo cortinados de enunciaciones cibernéticas” (íbid.)
Interpreto aquí que más allá de la intención del autor de restituir un patriotismo olvidado o de instituir uno de nuevo cuño, más allá de querer volver a prácticas políticas “de antes”, se percibe un poco una crítica a las tendencias burocratizantes del Estado. Y continúa con su descripción Gallardo, en este fragmento de la obra que, si se hiciera una contrastación empírica, se parece más a una descripción crítica del momento histórico que a una ficción inventada. Pero dice, contra la tecnocracia hubo todo tipo de arrebatos y reformas: tanto general como guerrillero, cuando tuvo el ejercicio del poder, fallaron. Esta es una de las perspectivas: se vincula el triunfo de la cibernética y del lenguaje técnico dentro del ámbito de la política y la economía con el fracaso de las utopías y fin de las ideologías.
Algo que no deja de llamarme la atención es que el dispositivo de la educación superior también va ser puesto en cuestión bajo una hipérbole satírica en la pluma de Gallardo cuando describe la universidad 3, dice algo que anticipa un problema de nuestro tiempo: como la matrícula era inmensa, las clases se dictaban “por medio de circuitos cerrados de televisión y, como los exámenes se rendían a través de micrófonos –encerrado el candidato en un box anti-acústico provisto de células fotoeléctricas-, era normal culminar una carrera sin haber tratado jamás con un profesor” (p.22). Resulta una casualidad interesante el hecho de que el autor se anticipe medio siglo a la creación de la educación a distancia en el marco de toda una transformación neoliberal del Estado, e incluso más allá, se predicen las “burbujas” que se inventaron o los modos de virtuales implementados durante la pandemia global 2020 del virus Covid-19. Por ejemplo, describe a los estudiantes manteniendo clases de consulta virtuales, a través de una pantalla, en cubículos con micrófonos y monitor.
III
La novela trata de un problema de gobierno: determinar las causas de la gran crisis nacional, y deciden buscar la solución a través de una computadora. Ahí comienza el nudo de la cuestión, con la llegada de Frida al país. La computadora decía “MADE IN SWEDEN / BUENOS AIRES”. El Presidente de la Nación da un discurso en el que decreta el inicio de la marcha segura por el camino del progreso gracias a la técnica y sus adelantos. Queda instalada Frida en Casa de Gobierno, programada para operar y poder tomar la decisión respecto el destino del país. Pero había que cargarle la información para que pueda emitir tal dictamen. Había que llenar el almacenamiento de la computadora con datos provenientes de todos los ámbitos de gobierno y eso llevaba tiempo. Los agentes de administración pública, que no cobraban desde hacía meses, trabajaron a pleno, también colaboraron agencias mixtas, entes privados y organismos para-estatales. No quedó un papel sin auditarse. Todo tipo de archivos: diarios y revistas hasta guías telefónicas –nombre y apellido, domicilio y número telefónico-. Cartas personales –“memoria epistolar” o simplemente “chats”-. Balances de todo tipo de entidad. Tesis doctorales, expedientes, formularios, telegramas, planificaciones, incluso mensajes y discursos presidenciales. “Todo ocupó un lugar en las circunvoluciones cibernéticas. Los repositorios de cien departamentos administrativos…” (p.122).
La Biblioteca Nacional realizó su aporte literario, así como la Dirección Nacional de Censos y Estadísticas, el Instituto Di Tella, SADAIC, el ente calificador de Cinematografía, entre otros. Reportajes de todo tipo; entrevistas especialmente confeccionadas para la ocasión a figuras representativas, todo para “completar la alimentación de El Ordenador”. Entrevistan a políticos, artistas, deportistas, académicos. Barrido por todo el territorio por censistas y encuestadores. El autor señala que la intimidad de los argentinos sufre un acoso, y que los argentinos acostumbran a responder falsamente o de mala manera ante la insistencia, de ahí la fiabilidad de las informaciones4.
Ahí empieza a delimitarse el final de la obra. Una vez finalizado ese proceso llegó la hora de emitir el fallo. El Presidente de la Nación tocaría un botón para que la máquina ejecute la operación. Gabriel con su grupo estaban en Plaza de Mayo, como de costumbre desbordada por la expectativa. El autor describe el zumbido y luz de Frida al encenderse y deslizar por la boquilla una tarjeta niquelada color celeste escrita en cinco idiomas. El presidente leyó: “Remátese el país en pública subasta”. Nadie lo podía creer.
Tal era la solución lógica “asentada en los mejores razonamientos cibernéticos”. Dice Gallardo que el país “necesitó tres días para absorber el impacto” como si se tratara de una energía extraña actuando sobre la población.
IV
También vale destacar que ante tal situación hay un intento de golpe de estado. Se narra un levantamiento de fuerzas armadas, que desconocen el veredicto de la “ciencia cibernética” (p.159). Sin embargo el enfrentamiento que no pasa a mayores, los partidos políticos de todos los sectores ratifican el fallo que condena al pueblo en ambas cámaras, ironiza el autor renegando de que nunca llegaron a disparar un solo tiro. Lo cierto es que el gobierno finalmente fijaría la fecha del remate un 25 de Mayo, habiendo pagado el alquiler de Frida. El día de la revolución. Gallardo suspicazmente elige todas fechas simbólicamente tan significativas como polémicas, pero esta vez la sede no es el Cabildo sino el Luna Park.
Durante el episodio bélico que no prospera, se había producido una gesta heroica de “seis jinetes” que habían despertado en Gabriel algunos sentimientos de amor a la Patria, que venía cultivando de forma implícita desde el primer capítulo. El gobierno había anunciado que el remanente de lo que iba a producir la solución que se desprenda de Frida se iba a repartir para todos los argentinos en forma de trabajo, y específicamente un paquetes de dólares para cada familia. Se anunciaba la prosperidad para el futuro inmediato de Argentina, se promovían imágenes de familias tipo con dos grandes y dos pequeños, en un círculo “como una moneda”, rodeado de electrodomésticos. En ese contexto Gabriel, siempre escéptico de la promesa del progreso técnico, parte a un viaje espiritual. Se despide de cada uno de su grupo y cada uno le da un objeto para llevar. Gabriel fue caminando la geografía del país encontrando seguidores en todas las provincias: Córdoba, Santiago del Estero, Corrientes5. De sur a norte, de este a oeste, el grupo se volvió una pueblada o una legión.
Ahí está quizá la parte más fantasiosa del relato. Llegan a un lugar mágico de la Patagonia, donde Gabriel interpreta que era la ciudad de los césares y los dioses de la antigüedad. Permanecieron todos en contemplación por tres días para completar su “periplo austral”, retornando ahora por el corredor Atlántico para marchar sobre el Río de la Plata seguido de una multitud incontable de gente, banderas, bombo y platillo. Así llegaban al Luna los heroicos patriotas de Gallardo. Gabriel vuelve de su viaje cargado de energías nacionalistas, habiendo comprendido en primera mano “las perspectivas totales de la Patria”. Entonces quería comprar la República en nombre del pueblo argentino.
Cada pueblito derivó en una Pueblada, que acompañaba dentro y fuera del lugar colmando cada espacio de las calles. ¿Cómo iba a pagar el pueblo? “Con fe, con decisión y con esfuerzo” (p.211). Además, devolviendo lo producido del remate para distribuir entre la población –esta idea se repite en el texto-. Y si los acreedores no aceptan ese compromiso, dice el autor, que intenten quitar por fuerza, que los argentinos antes de perder lo propio son capaces de todo acto de heroísmo. Subieron los siete objetos simbólicos sobre el cuadrilátero, además de gemas platas y oro de la ciudad mágica. Después de esto el martillo cayó sentenciando la venta del país, comprada por el propio pueblo. Gabriel desaparece entre la multitud.
“La Argentina ha sido reconquistada por los argentinos”, dice el autor en la voz de Gabriel, protagonista de una historia de un ascenso al rescate de la patria en contra de la computadora, la burocracia del Estado y las naciones imperialistas de afuera. Es una epopeya que va desde la tristeza completa hacia “la Patriada”, afirmando la sensibilidad de la población para construir un mejor mañana. Gabriel se despidió y cerró su discurso con un “VIVALAPATRIA”.
V
Diría que Frida no llega a ser del género literario de la ciencia ficción como tal, aunque varios escritores la han caracterizado de ese modo. Más bien sería un realismo fantástico, pero si queremos jugar con esa variante, podríamos decir que es una ucronía con tintes de cyber-punk, solo por la presencia de la computadora y la presión ejerce sobre el tejido social y la máquina del Estado. También tiene algo de space opera, en la epopeya mesiánica de Gabriel, que carga con el destino de la patria al hombro, claro que su viaje no es en el espacio exterior sino por toda la geografía del territorio nacional.
En un primer nivel hermenéutico podemos decir que Frida está escrita en código de ironía. Esto es evidente, sin embargo el recurso satírico no es total, sino parcial; hay momentos de crítica con humor, hay picardía, pero hay momentos donde se distingue la perspectiva de quien escribe y la intención de seducir al lector. La idea principal es que la Argentina que le es contemporánea se salvará de la decadencia contratando a una empresa extranjera para que el Presidente pueda apretar un botón y una computadora instalada en Casa de Gobierno diga que hacer en relación a la administración del Estado. Pero el problema para Gallardo radica en que la burocracia estatal y los tecnócratas se olvidan que la situación del país es producto de una progresiva degradación ética y moral que impacta en las instituciones y la confianza que la población en ellas. Pero pone en tela de juicio la idea de que es seguro confiar ciegamente en una máquina, creer que es neutral y que excluye el error- esto queda planteado en el capítulo del marinero griego-. Porque el gobierno cree poder encontrar una solución cibernética. Al mismo tiempo el autor reniega de la política porque entiende que la misma – ¿o quizá la democracia?- perpetúa un sistema donde llegan al poder personas sin formación, que no están preparados.
La profesora de letras Marta Elena Castellino (1977) indica en un artículo que Gallardo toca un problema recurrente para los escritores argentinos: el tema de la crisis. En este caso a escala nacional. Es decir “la nación en perpetuo equilibrio inestable”, una metaestabilidad que nos devuelve la imagen del caos o el desorden, la desorganización, como una posibilidad permanente para nosotros. Y por otro lado, otro aspecto que también es recurrente para los argentinos, y que en la novela va solapado a este asunto, que es la búsqueda de la propia identidad, del sí mismo, de lo que nos une como patria, en un plano simbólico y moral. Comparto la hipótesis pero incluyo dos obras más en los relevos, también de los setenta, Los ombuses de Falucho (1974) y La rebelión de los semáforos (1977). En la “nota previa” de éste último, el autor indica que en realidad se trata de una trilogía. La idea de trilogía nos habla de tres logos, tres historias, tres discursos o relatos, con algo en común que los entrelaza argumentativamente, más allá de cualquier secuencia lineal. Gallardo señala que hay fuertes analogías entre los tres textos. En Los ombuses de Falucho las “fuerzas del progreso” quieren cambiar la historia y destruir el ombú como significante de unidad patriótica en el imaginario colectivo -de nuevo el nacionalismo presente en forma de patriotismo. La población es la que tiene que organizarse para resistir a los cambios, que son innecesarios, y para protegerse de la agresión. La rebelión de los semáforos (1977), novela que completa nuestra trilogía, utiliza la alegoría como mecanismo para criticar la estructura social. Un conflicto de tránsito- un acontecimiento mínimo- termina siendo causa de la decadencia Argentina. Finalmente son detectados “los agentes del caos”. La moraleja es un llamado a la “prudencia”.
Hipótesis de lectura extendida: que el autor utiliza la parábola, la sátira y el humor para ejercer la crítica. Volviendo a nuestra novela, esa idea de crisis, que en el texto de los semáforos es total y va desde lo más particular a lo general, en Frida, si nos dejamos llevar por el final, la novela es un llamado a un patriotismo identitario como salida de la crisis y como respuesta a la tecnocracia. Porque envuelve una crítica a la cibernética como modelo de gestión estatal, desde un tradicionalismo. Hay una idea del pueblo como sujeto político pero visto a partir de la cultura de masas y desde la tradición y el catolicismo en contra del estado moderno y al mismo tiempo en contra de la tecnocratización del estado, y la tecnologización del destino de la vida de cada individuo.
VI
Podemos ahora pasar a un segundo plano hermenéutico, subterráneo. Ante algunas sospechas en la investigación, la perspectiva de nuestra lectura da un giro. Para completar esa tarea de efectuar una lectura sintomática e indiciaria —que busca leer en el texto lo que no está dicho, a partir de los indicios— se vuelve necesario reponer algunos datos históricos. Así, el contexto y la biografía entran en el texto, y operan uno sobre otro. Textualismo desintegral: no hay integridad absoluta del texto; ningún texto es una isla.
El escritor Juan Luis Gallardo (1934-2024) de formación abogado, sin embargo había en él una vocación por la escritura. Pero su nombre completo fue Juan Luis de la Cruz Gallardo Pirovano, nieto del padre de la cirugía argentina, Ignacio Pirovano. Su vida política se inició temprano. A los 21 años Gallardo fue Comando Civil en 1955 es decir participaba en “células” de civiles armados y organizados que eran anti-peronistas, activos durante el golpe6. A los veinticuatro años (1958) fue un impulsor de la campaña para la habilitación del ingreso de universidades privadas al dispositivo de la educación privada al país. Esto le sirvió de palanca para que años después fuera docente de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina - institución cuyo nacimiento está fuertemente ligado a esa reforma educativa de alto impacto- donde además fue director de las dos editoriales oficiales ECA (Ediciones Culturales Argentinas) y EDUCA (Ediciones de la Universidad Católica Argentina).
También en los sesenta –en dos ocasiones, primero entre 1961 y 1962, y luego entre 1965 y 1966- dirige una revista nacionalista y católica titulada De este tiempo, donde publicaban algunos escritores reconocidos de la talla de Leopoldo Marechal. Comenzó a publicar como escritor para esa época. En 1960, con un poemario, y el predecesor de Frida, otro poemario titulado “Canto a la Patria” (1968). Para esa época era un ferviente militante del Movimiento Nacional Comunitario, organismo que lideraba el político y militar Juan Francisco Guevara, graduado de Escuela Superior de Guerra y director de la dirigió la revista Cuatro Flechas, que era el órgano de difusión del MNC. Movimiento que se caracterizaba a sí mismo de nacionalista y católico. Este grupo, particularmente su líder, acompañó de cerca el golpe de Estado que derrocó al presidente Arturo Illia y estableció la Revolución Argentina – que es lo que en la Frida el autor reconoce como punto de partida de una serie de acontecimientos, unos peores que otros, hasta llegar a la situación de una extrema “emergencia nacional”-. En ese marco Gallardo fue convocado para colaborar con el nuevo gobierno, encabezado por Onganía, y éste acepta trabajar como asesor en el Ministerio de Bienestar Social que estaba a cargo del empresario Roberto J. Petracca.
El dato importante es que Gallardo durante ese periodo llegó a encargarse, por su gran prosa, de la redacción de los discursos del presidente Juan Carlos Onganía. Sin embargo según él renunció al puesto, incluyéndolo como una decepción en la experiencia de gestión, no por diferencias ideológicas- como explica en la edición de San Juan queriendo poner de manifiesto un ánimo de desilusión del ejercicio de la política desde el Estado, es decir, el problema del gobierno7. Para 1969 llegó a tener roces con sectores conservadores del catolicismo, particularmente con miembros del Opus Dei dentro de la Iglesia Católica, a partir de contactos con sacerdotes españoles.
En ese momento sale publicada Frida. En ese momento Gallardo era destacado en el campo cultural a nivel nacional. Frida es la primera novela que escribe y sale publicada en 1972. La novela es escrita en el período de transición entre tres gobiernos militares: la caída de Onganía por el golpe liderado por Levingston en 1970, y de 1971 a 1973 el gobierno de facto de Lanusse. Y algo que llama la atención, además del repudio a la cibernética, son las alusiones a elementos de la religión católica, de la Biblia y de la Iglesia. Por ejemplo el nombre del personaje, pero también la persistencia del número siete. Los días de reunión que se toman los ministros para juntar la información que dé un estado de la cuestión de la crisis sin precedentes son siete, y la idea de acudir a una computadora como principio de la solución, llega el séptimo día. También son siete los personajes que se encuentran en la pizzería incluyendo a Gabriel el día del anuncio, así como son siete los objetos simbólicos que Gabriel lleva para su viaje austral. Ahí esta otra clave de lectura para interpretar la intención perlocutiva del autor. La computadora es esencialmente mala porque es creación humana, cuya naturaleza ha sido corrompida por el poder político; mientras que el hombre es creación divina y en comunidad puede encontrar el rumbo para el mejor gobierno. Entonces de ahí se explica en parte dos elementos de la obra: la presencia de los elementos católicos, nunca explícitos, y el amor por la patria como repudio hacia lo extranjero –en este caso la computadora representa doblemente ese rol, por ser de origen sueco y tecnología que no fue inventada ni producida en el país-.
VII
Gallardo murió el pasado 29 de agosto de 2024 y esto trajo algunas de sus más de 60 obras a las noticias. Producto de esto nos encontramos con una versión digitalizada de la obra hecha por investigadores de la Universidad de San Juan. Una edición realizada a cuarenta años de la primera edición de Frida. - alrededor del año 2012-. En aquella oportunidad el autor escribe unas palabras que resultan orientadoras. Hace notar que comúnmente suele atribuírsele a la obra la virtud de ser premonitoria, de anticipar predictivamente acontecimientos, más allá del nivel local. Por otra parte, el afirma haber escrito esta obra bajo un estado de ánimo de desilusión sobre su experiencia de participación en el gobierno de Onganía en 1969.
Pero para él en definitiva el problema de la novela, no es un problema de gobernabilidad en sí mismo, porque el veredicto de la máquina es aceptado de entrada. El problema es que los argentinos no obedecen. Y en ese punto de un sendero que comienza con la militancia juvenil católica y antiperonista, y va continuar esas ligaduras con el poder militar y el poder religioso hasta posiciones de gestión, con bastante influencia; se conjuga con una atmósfera donde la sensibilidad social estaba constantemente al borde del estallido, en plena dictadura, Gallardo empieza a tener reconocimiento como escritor. Sobre todo es inflado por referentes que pertenecían al nacionalismo católico8.
Ese renombre produce que para esos años asuma la dirección de la revista de la Escuela de Guerra Naval. Gallardo, como parte de la población antiperonista, celebró el golpe de Estado producido el 24 de marzo de 1976 que dio inicio al Proceso de Reorganización Nacional. De hecho, volvió a ocupar un cargo de gestión editorial en el régimen, entre 1979 y 1981, siendo director de Ediciones Culturales Argentinas y de la Revista Nacional de Cultura, órganos de difusión cultural del Estado durante la última dictadura. Para 1982 cuando estalló la guerra de Malvinas, se embanderó tanto con la causa que pidió alistarse para ir a combate como voluntario, pedido que le fue denegado. No obstante, esa obsesión lo acompañará, junto con su patriotismo católico, hasta el final de sus días –dedicándole incluso varias páginas al conflicto bélico-.
Por último, podemos pensar que la obra anticipa predictivamente acontecimientos futuros o inventos tecnológicos con algo que responde a cuestiones narrativas, pero hay que mencionar que parte del imaginario de la época está afectado por un nuevo despegue de la cibernética si tomamos, por ejemplo, lo que estaba aconteciendo en Chile justamente por esos años. Un proyecto cibernético para gestionar la economía desde el Estado, con un centro de cómputos que centralice la información y posibilite una toma de decisiones más acelerada y adecuada. El Proyecto Synco, o CyberSyn nació como programa en el 1971 y se puso en funcionamientoi al año siguiente –años en que es escrita y publicada Frida-. Otra línea interpretativa válida es sospechar que Gallardo, teniendo conocimiento de lo que pasaba en el país vecino, también está criticando el fracaso socialista con su equipo de cibernéticos revolucionarios. El 11 de septiembre de 1973 el gobierno de Allende sufre un golpe de Estado por el General Pinochet y es derrocado, dejando al proyecto de una cibernética estatal de gestión sin efecto.
Ya en los noventa, Gallardo seguiría quejándose del peronismo y de la política en general:
Por cierto, Gallardo fue un precursor en advertir sobre las funestas consecuencias de lo que hoy conocemos como wokismo, una suerte de pensamiento único, progresismo chirle, que se intenta imponer a escala global. En la década del noventa, escribía la columna Otrosí digo, exasperado por las concesiones de Carlos Menem a los poderosos. El Nuevo Orden Mundial era uno de sus blancos predilectos9.
Gallardo participó de golpes de Estado y de gobiernos militares, y continuó cercano al ejército, tanto como a la iglesia católica, a lo largo de su vida. Gallardo era muy buen orador, y narraba muy bien. Su perfil en la escritura: caótico, satírico, con humor y elegancia. Algo que parece disimular su perfil en la realidad: católico, nacionalista, hispanista, patriota, militar.
Referencias bibliográficas
Gallardo, J.L. (1972) Frida. Emecé Distribuidora: Buenos Aires.
Notas
1 El autor ironiza sobre la excesiva propaganda oficial: se creó una “chacarera de Frida”.
2 Por el hecho de ser novedosa, tecnológica pero sobre todo por el hecho de ser europea, fue admirada de entrada, y además de sueca, fue por adopción, porteña. Nacionalismo de centro.
3 Gallardo pone de relieve en la voz de Gabriel un panorama de despolitización en los estudiantes. De nuevo aquí aparece la polarización y al mismo tiempo la apatía total: las federaciones marxistas sufrieron desgaste, las “agrupaciones nacionalistas de antaño” habían desaparecido, incluso los conservadores y los liberales, “atomizado el Peronismo” tras la muerte del General, todos los sellos políticos habían descuidado las batallas universitarias. Por otro lado, irónicamente describe a la universidad como una institución gobernada enteramente por el claustro estudiantil.
5 Extraño pasaje donde el autor cita fragmentos de cartas de conquistadores al Rey de España, nombra a Diego de Rojas y a Nuñez del Prado, por ejemplo-.
6 Escribe Nicolás Kasanzew en su obituario digital el 29 de agosto de 2024 para el diario La Prensa. Kasanzew es un periodista y escritor argentino de origen ruso, que trabajó como corresponsal de guerra durante Malvinas, y también escribió libros sobre eso. Amigo personal de Gallardo.
8 Mario Amadeo, Ignacio Anzoátegui, Alberto Ezcurra, Julio Irazusta, entre otros.
9 Esto lo escribe Guillermo Belcore en línea en el diario La Prensa en su versión digital, el 29 de agosto de 2024 para conmemorar a Gallardo, diario que aparece varias veces como portavoz de la verdad en la novela Frida. Esto se debe a que el autor trabajó varios años en el periódico conservador. https://www.laprensa.com.ar/Juan-Luis-Gallardo-1934- 2024-549508.note.aspx
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